sábado, 24 de mayo de 2008

Y un día volviste


¿O el que no podía creer era yo? ¿Y no podía creer, tal vez, lo que sentí el viernes cuando después que te fuiste, sabiendo que te ibas de vacaciones, me quedé solo –por casualidad- en “aquel” lugar, y me di cuenta que por más que estuviera dando un recital (jajaja) ante un millón de personas, me sentiría también IN-CRE-I-BLE-MEN-TE solo?

Mandé un mail, del que ni me arrepentí, más allá de que la situación era rara, confusa. Sale de memoria, claro: “No te voy a ver por dos semanas, y estoy triste”.

Situación rara, como cuando al día siguiente, en un cumpleaños a la noche, con estrellas por acá, estrellas por allá, estrellas por aquí, estrellas por allí, no dejé de mirar al cielo, como me había pasado unas noches antes. Cumpleaños. Gente. Gente. Pero solo. Solo. O quería estar solo. No me interesaba nada. Ni siquiera “quedar bien” con la gente que no me conocía -eso sí, algo absolutamente increíble también-.

Aunque no se pueda creer, al fin la “pegué” en algo: en que no ibas a mandar ni un mail. En que no ibas a mandar ni un sms. No te das ni idea, ni te imaginás, con “quién” hablé en esos días, sobre vos, de lo que me pasaba; ni en qué situación lo hice. ¡Quedate tranqui! No conocés a esa persona. Lo increíble: ni yo la conozco (de nuevo: ni yo la conozco).

Pero como dicen “por ahí”: “todo pasa”. No ibas a estar por dos semanas, y había que poner el cuerpo sí o sí. Hasta que un lunes, parece, volviste.

- “Hola”.
- “Hola. ¿Cómo te fue?

Y al rato llegó el mail. También de memoria: “Hola, ¿Cómo estás, tanto tiempo?”. Volví a no creerlo. Esa personita, la Increíble, después de dos semanas, me había mandado un mail. Y volvimos a hablar con la mejor.

Tan poco lo podía creer que le dije a esa personita que “sabe” lo que me-pasó, y lo (poco) que-nos-pasó: “Vino, y me mandó un mail, y nos pusimos a hablar re bien…”. “A ver si entendés, ella… … … … …”.

Que qué me trajiste de regalo. Obvio, en joda! Que me hubieras traído “una estrella, porque más de una vez” te acordaste de mi. Y el mate. … Que te hubiera pedido un tucán, ja… Que me prohibiste ver las fotos.

Pero innnnnnncreíblemennnnnnteeeeee, tengo una en la que estás con una sonrisa de otro planeta.

Y fue así, como te lo dije ese mismo día que volví a verte tras tus vacas: “La verdad, no pensé que nos íbamos a volver a hablar así”.

Sí. Contento. IN-CRE-I-BLE-MEN-TE contento!!! Mil gracias!!! Una vez más!!!