
¿Se te tenía que pasar ese enojo? ¿Ese gesto cada vez que pasaba cerca de tuyo? No necesariamente. Pero se pasó. Se te pasó. Sí…
En algún momento se te pasó. Estimo que habrá sido en… ¿marzo? ¿en abril? Por ahí, seguro. El momento álgido fue en enero, la modificación debe haber sido en febrero, tal vez marzo... así que muy probablemente el cambio de carita fue en abril. De todos modos, no cambia nada cuándo fue.
Cambia, sí, que “fue”. Que fue un cambio. Que esa expresión “se fue”. Y en algún momento, de nuevo, como antes, las "cosas" estuvieron "mejor".
¡Lo que habrás dicho! Algo me contaste. Pero seguro, algunas cositas no me habrás "confesado". ¡Y está súper! Es tu secreto, digamos! ja...
Dijiste que cuando me necesitabas llamar, te salía mi nombre de una manera, digamos “normal” pero “te corregías” y me llamabas por el nombre completo. ¡Qué mujer! Hermosa (sí, dije y escribí hermosa. ¿Está mal? No, no creo). Y que fuera por el nombre completo, sería lo de menos. ¡Con qué tono! ¡Nena! ¿Y yo? Caballero total, jajajaja…
En algún momento se te pasó. Sí… Si pudiera, volvería a ese día. ¡Claro! Aunque quizás, seguramente, no fue un momento exacto. Habrá sido una vez algo, otra vez otra cosa, y así… hasta que en algún momento, uno de los dos, volvió a tomar la mano. ¡La mano, dije!
¿La mano? ¿La mano? Mmmhhh… Yo te tomé la mano, porque vos me tomaste el codo. Impertinente! Irresptuosa! O mejor dicho, algo más que eso! Porque un día, una noche, no sé cuándo, te tomaste el atrevimiento imperdonable de agregarme a tu msn, con un dato de inteligencia preciso en tus manos… Y todo, con el pequeño detalle de que yo no te había dado nunca mi mail. ¿Espionaje informático? ¿Una amiga que te acercó el dato? ¿Una compañera, tal vez?
Hasta que una noche, quizás de abril, quizás de mayo, entré al msn. Y lo vi: “tu compañera te ha agregado a su lista”.
¿Eh? ¿? ¿Ella? ¿? ¿Será ella? ¿? Y sí, obvio… La acepto, cómo no. Qué problema hay. Seguro que el mail se lo pasó la amiguita, je. Nada terrible.
Al día siguiente, en nuestro sagrado lugar de encuentro, en algún momento, dije algo -como de costumbre- exclamado a los cuatro vientos, a todos los presentes y a nadie a la vez: “Ayer me dieron una sorpresa, alguien me agregó a su msn sin que yo le haya pasado la dirección”.
Sé que me escuchaste. ¡Ni sé qué pasó después! Si comentaste algo, o no. Ni siquiera personalmente. No sé. Seguro que no. Lady total, jajajajajajaja.
¿Hizo espionaje? Ja. ¿O tiene servicio de inteligencia? Jajaja… Cómo no la voy a aceptar. Ya se le pasó el raye. Total, ¿cuánto vamos a hablar? ¿Y de qué vamos a hablar? Una vez, dos veces, tres veces, y chau… nunca más
¿O no iba a ser así? Imagino que también para vos iba a ser de esa manera… ¿no? Decimeeeee... ja. ¿De qué ibamos a hablar? ¿No?
En algún momento se te pasó. Estimo que habrá sido en… ¿marzo? ¿en abril? Por ahí, seguro. El momento álgido fue en enero, la modificación debe haber sido en febrero, tal vez marzo... así que muy probablemente el cambio de carita fue en abril. De todos modos, no cambia nada cuándo fue.
Cambia, sí, que “fue”. Que fue un cambio. Que esa expresión “se fue”. Y en algún momento, de nuevo, como antes, las "cosas" estuvieron "mejor".
¡Lo que habrás dicho! Algo me contaste. Pero seguro, algunas cositas no me habrás "confesado". ¡Y está súper! Es tu secreto, digamos! ja...
Dijiste que cuando me necesitabas llamar, te salía mi nombre de una manera, digamos “normal” pero “te corregías” y me llamabas por el nombre completo. ¡Qué mujer! Hermosa (sí, dije y escribí hermosa. ¿Está mal? No, no creo). Y que fuera por el nombre completo, sería lo de menos. ¡Con qué tono! ¡Nena! ¿Y yo? Caballero total, jajajaja…
En algún momento se te pasó. Sí… Si pudiera, volvería a ese día. ¡Claro! Aunque quizás, seguramente, no fue un momento exacto. Habrá sido una vez algo, otra vez otra cosa, y así… hasta que en algún momento, uno de los dos, volvió a tomar la mano. ¡La mano, dije!
¿La mano? ¿La mano? Mmmhhh… Yo te tomé la mano, porque vos me tomaste el codo. Impertinente! Irresptuosa! O mejor dicho, algo más que eso! Porque un día, una noche, no sé cuándo, te tomaste el atrevimiento imperdonable de agregarme a tu msn, con un dato de inteligencia preciso en tus manos… Y todo, con el pequeño detalle de que yo no te había dado nunca mi mail. ¿Espionaje informático? ¿Una amiga que te acercó el dato? ¿Una compañera, tal vez?
Hasta que una noche, quizás de abril, quizás de mayo, entré al msn. Y lo vi: “tu compañera te ha agregado a su lista”.
¿Eh? ¿? ¿Ella? ¿? ¿Será ella? ¿? Y sí, obvio… La acepto, cómo no. Qué problema hay. Seguro que el mail se lo pasó la amiguita, je. Nada terrible.
Al día siguiente, en nuestro sagrado lugar de encuentro, en algún momento, dije algo -como de costumbre- exclamado a los cuatro vientos, a todos los presentes y a nadie a la vez: “Ayer me dieron una sorpresa, alguien me agregó a su msn sin que yo le haya pasado la dirección”.
Sé que me escuchaste. ¡Ni sé qué pasó después! Si comentaste algo, o no. Ni siquiera personalmente. No sé. Seguro que no. Lady total, jajajajajajaja.
¿Hizo espionaje? Ja. ¿O tiene servicio de inteligencia? Jajaja… Cómo no la voy a aceptar. Ya se le pasó el raye. Total, ¿cuánto vamos a hablar? ¿Y de qué vamos a hablar? Una vez, dos veces, tres veces, y chau… nunca más
¿O no iba a ser así? Imagino que también para vos iba a ser de esa manera… ¿no? Decimeeeee... ja. ¿De qué ibamos a hablar? ¿No?