... ... ... ... ... ... ...
Ya sabemos... “Ya sabemos qué pasó”. Y claro, también, lo que no pasó.
Pero ocurre que si leés esto, es porque aquí estás... Un ingreso súper voluntario, ja, ¿no? Y del que tal vez nunca me entere...
Debo reconocerlo: quizás hago esto “por mi”. Me había prometido diez “entradas”. Esta es la décima. Creo que quedan algunos momentos por recordar. Aunque tal vez pienses que no.
Pero acá estás, porque así lo has querido. Solita. Vos. Sí, vos... Quién si no….
*-*-*-*-*
Y así fue. Me había quedado hasta las tres. Y sólo hasta las tres porque no podía con mi alma ni con mi cuerpo. Pero estaba embelsado. Me hubiera quedado hasta las tres en el “laberinto”. Hablando. Mirándote la carita. Abrazándote. Y si me quedaba hasta las tres con vos, me quedaba hasta las siete. Claro que sí...
No sé si el finde hablamos o nos mensajeamos. Estoy seguro que no, porque de lo contrario, me acordaría, sin dudas.
El lunes nos vimos, claro. Y si el saludo no era igual que el último que nos habíamos dado, no había saludo. Así es para mi. Nos dimos la mano. Esa semana no nos vimos, y creo que ni siquiera ninguno lo planteó.
Quería abrazarte. Quería volver a estar con vos. Conocerte más. ¿Cómo no iba a querer ello?
Hasta que llegó el viernes, y otra reunión con los chicos. No sé si dijmos algo, si te dije algo, de ir, no ir. Tal vez te haya preguntado si querías que fuera hasta tu barrio, o cerca, para acompañarte de allá para acá. No me acuerdo, la verdad...
Tuve la suerte (yo la tuve) que la única persona a la que le conté lo que había pasado con vos, fue la que te invitó a su casa... No sé si me dijo ella, si me dijiste vos, que ibas a lo de ella. Pero fui a verte allá.
Me acuerdo como si hubiera sido recién la cara de ella, a tus espaldas, diciéndome “se peinó, se puso re linda”... Hasta que salimos, y a los pocos metros no quise aguantar más, me frené, te abracé, y te besé... Nos preguntamos qué edad tenía (en aquel momento) la persona más chica “con la que habíamos estado”... “Hice la cuenta” y te dije: “Hoy cumple veintiún años y un mes”...
Caminamos un poquitito más, y cuando nos bajamos del colectivo, y a la vuelta de la casa donde debíamos llegar, te pedí de quedarnos un ratito porque obviamente, no sabía qué iba a pasar después...
Y luego de que alguien gritara “Dejá a la chica en paz”, “No te la chamuyés”, luego de entrar a ese lugar que nunca (al menos conmigo) siquiera la zafó, luego, te decía, subí solo, te mandé un sms pidiéndote si querías subir. Me acuerdo como si fuera recién, diría que subiste muy rápido, porque no te esperaba tan pronto...
Fuimos al otro lado, y nos dimos más besitos... No quería irme, no quería que te fueras, pero “para no levantar sospechas”... mejor que bajaras primero, ¿no? Bueh, bueh, que total, el lunes no faltó el “se ha formado una pareja”, y el un “somos novios”...
Nunca me anoté las cosas! Me las acuerdo porque me encantaron vivirlas... Algunas me voy a olvidar, es obvio... Las fechas podrán salir porque las relacione con otras... Así las cosas, ese mes (septiembre) nos vimos alguna que otra vez... Una vez quisimos ir al cine... pero la oferta era triste (tanto como el día, plomizo indolente)... y nada mejor que un bar para salvarla. El de la Primavera, día en el que nos sacaron la única foto que tengo junto a vos, luego de cumplir con nuestras obligaciones, fui alguna que otra estación con vos...
Estoy hablando del 21/09. Ahá. Yo había impreso en un local algunas cositas para ese día. Mientras me estaban imprimiendo algo, me llegó un sms tuyo. En general, me acuerdo del contenido: “¿tan mal como para que ni me hables?”. Lo traduzco: esa semana te había dicho de “frenar” un poquito “las cosas”. Los motivos te los imaginarás. Ese día salimos, fuimos en la Traffic y parece (no recuerdo) que no nos hablamos. Entonces me mandaste el sms.
Bendita tecnología. Benditos celulares. De esos días me acuerdo de estar en la Facu, en plena clase, mandándome sms con vos. Inédito. Impensado en mi en otro momento, a la sola excepción de algo muy importante (“estar” con vos lo era, aunque más no fuera por sms, se ve), o para gastar a un amigo por una derrota vergonzante de su equipo de fútbol...
También, debe haber sido en esos días (“intuyo”) cuando te dije –y era verdad, obvio- que te había borrado del celu (paradojas) y que te había dado de baja del msn... ¿Qué hizo esa Mujercita? Me mandó su número de cel y el de su casa, y me cambió el día.
Al poco tiempo vino mi cumpleaños. ¿Te acordás? Era un lunes. El domingo, literalmente, lo despedí chateando con vos. Mi cumpleaños, entonces… lo empecé chateando con vos. Quise eso. Me dijiste que también vos lo habías querido así. No sé hasta qué hora. Pero nos quedamos un ratito más allá de las 12. Ese lunes rendía un parcial a la noche y creo que hubo algún mail de ida y vuelta… o algunos…
Después del examen, después de verme con los chicos, “algo más” pasó. Despedí el día de mi cumple… chateando con vos. Así fue. Sí.
Tal vez no lo recuerdes… pero después que me regalaste la chomba, al día siguiente, y a la salida, fui con vos hasta la estación de tu casa. Sí. Vez única. Hasta hubo algún mimito. Estaba tan contento que hasta rompí mi tradición de no ir a la Facu el día después de mi cumpleaños (encima, era un teórico y además, había rendido bien el día anterior, ja). Al margen que quedaba de paso, compré un cuaderno para anotar los apuntes, y al margen que me acordé todo el timpo de vos, presté bastante bastante atención. Estaba contento. Había estado con vos.
Pero…
Al día siguiente, de repente, me acordé que hacía 24 horas había estado con vos. No sé, llamale “te extrañé”, llamale “quise volver a estar con vos”. No sabés cómo anhelé estar nuevamente con vos. Evidentemente te mandé algún sms. Terminé en un bar al que quizás nunca hubiera ido, en Once, tomando cerveza (¡no de litro, che!, ja), con papas a la provenzal, viendo Boca Juniors ante San Lorenzo… Algo que jamás en mi vida hubiera hecho. Lugar, zona, consumición, entretenimiento: seguramente, quizás, no lo vuelva a repetir.
Quería estar con vos… Salí del bar, me acuerdo, y te mandé un sms. Ni idea qué te dije, pero habré dicho algo bastante concreto como para que vos no me respondieras más. Genial. Que total, tuve el buen gesto de no preguntarte ni molestarte ni insistirte…
Te había extrañado. Había querido estar una vez más con vos. Te había conocido. Había compartido unos ratitos con vos. Me encantabas. Me encantaba estar con vos. Reirme. Escucharte. Compartir algo. Darte un beso.
Una vez, antes de darnos un beso, habías propuesto “amistad”. Eso no se propone ni se pide, te contesté. Pero puse en mi frase de msn algo así como “Digamos que por ahora acepto”. Chateando, me preguntaste por la frasecita. Te dije que una chica me había ofrecido su amistad. Me recomendaste aceptar, siempre y cuando yo quisiera esa amistad.
No sabía que iba a pasar lo que pasó. No hubiera imaginado nunca que sentiría lo que sentí. Nunca hubiera imaginado que viviría lo que viví.
Pero llegado ese día, el de la cerveza holandesa made in Quilmes, yo no quería extender más algo que no pensé que llegaría. Te había extrañado mucho…
Habíamos compartido ratitos. Y en ellos, quién sabe qué. Quién sabe qué sentimos. Quién sabe qué no sentimos. Quién sabe si nosotros mismos lo supimos. Tal vez sí. Seguro que sí lo sabemos...
Es lo que ya no se puede cambiar. “Lo que pasó”. Lo “vivido”. Lo que ninguno sabía era que, quizás (qui-zás), más que “concluir”, algo estaba “comenzando”. O no… ya sabés… a veces, las cosas son más simples de lo que pensamos…
*-*-*-*-*
Esto has leido. Seguramente porque vos sola así lo quisiste. Quizás nunca me entere, y estaría perfecto. Una cosa es lo vivido, “lo poco que pasó”, “lo poco que nos pasó”. Ello, aquello, aquí. Lo que no pasó, lo que se terminó, lo que no-es, lo que no-fue, lo que “podría haber sido”... es algo copletamente distinto….
miércoles, 20 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario